I'm a Londoner too - Srebrenica on my mind

Evidentemente, mi afinidad con Londres no llega a los niveles de la de
Guillermo Cabrera Infante o Mario Vargas Llosa, pero guardo buenos recuerdos
de esa ciudad e, incluso, de sus habitantes. Y, aunque así no fuera, en
momentos como éstos no podría menos que sentirme londinense. Aunque hayan
quedado lejos los tiempos en que la única esperanza de Europa era que Londres
resistiera los continuos y atroces bombardeos nazis, y los más cercanos en
que la única luz que alumbraba las tinieblas de más de media Europa era el
Servicio Internacional de la BBC, siempre estaremos en deuda con los
londinenses, viva quien viva en el 10 de Downing Street.

¿Ha sido mera coincidencia o recordaban el dato los asesinos? Pocos días
después de la matanza en el Metro de Londres recordábamos avergonzados la
impotencia y la rabia que los ciudadanos europeos decentes sintieron hace
diez años por las noticias que llegaban de Srebrenica. Ocho mil musulmanes
asesinados por el mero hecho de serlo, a manos de cristianos bendecidos por
su Iglesia y ante la mirada cobarde de la ONU y la OTAN. ¿Cabe esperar que
no surja la tentación de la violencia, del uso de la fuerza, ante casos como
éste o como la interminable matanza de Palestina?

Y los mismos que han sido incapaces de evitarlo con las muchas y poderosas
posibilidades que tenían en sus manos ahora nos piden más medidas legales y
que renunciemos a las pocas libertades que nos quedan. Si, según Blair,
ninguna medida de espionaje hubiera podido evitar la matanza, ¿a santo de qué
reclamar la posibilidad de recabar más datos de los ciudadanos? ¿Qué
multinacional va a manejarlos a nuestra costa? ¿Acabaremos cambiando el
posible terror de un día por el terror continuo de la falta de libertades?
¿Quién habría ganado esa famosa "guerra contra el terror"? Ya se dijo hace
mucho tiempo que quien renuncia a su libertad para conservar su seguridad no
merece ni la una ni la otra.

Si alguien lee esto puede que le interese la web www.actuaconamnistia.org

Por cierto, que el Papa considera que los libros de Harry Potter son nocivos
porque "distorsionan la cristiandad" en las mentes de los niños. Al final voy
a tener que leérmelos, ¿alguien me los puede prestar?

Vale.