Final del fin de semana. Final de la Liga (la de fútbol, que parece que no hubiera otra)
Bueno, parece que los niñatos malcriados del Trampas no se han salido
con la suya. A veces, para conseguir algo en deporte y similares, hay
que esforzarse un poco (tampoco mucho, no vaya a haber lesiones). Claro,
que tampoco es como para abrir el informativo de la noche del día
siguiente con las payasadas que hacen los culés. Una nota de distinción
(o de diferenciación) sería que el club que es más que eso indemnizara
al Ayuntamiento de Barcelona y a los vecinos y comerciantes por los
destrozos que sus seguidores causaron en las "celebraciones" de ayer.
Siguiendo con lo nuestro (es decir, con lo mío), nada. En Xanadú no les
quedaban tarjetas. Además, Movistar no hace duplicados en domingo.
¿Motivos religiosos? Sigo con el móvil viejo, su pantalla a tiempo
parcial y su batería para telegramas.
Los dos partidos de hoy han sido tranquilitos. Aun así, sigo sin
comprender lo que ocurre cíclicamente en numerosos equipos: Los cadetes
abultan más que los sub-21 en todas las dimensiones (alto, ancho y
gordo). En todo caso, sería un detalle que alguien los enseñara a botar,
pasar y tirar. Sobre todo, a botar. El juego de base y alero es mucho
más bonito que el de los pivots (salvo que Robinson y Norris se estén
zurrando la badana en la zona, claro) pero, claro, exige mucho más
trabajo de los entrenadores.
Con tanto "periodismo de investigación" como hay ahora sería todo un
detalle que consiguieran muestras de ADN de toda la Familia Real
(incluidos los venideros, cuando ya estén al aire) y hagan análisis.
Podría resultar divertido, muy divertido...
Basta por hoy. Total, para que no me lea nadie...
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