Hasta siempre, Marcelino
Hoy nos hemos quedado un poco más solos. Ha muerto un hombre bueno, ejemplo para varias generaciones y esas pérdidas siempre son irrecuperables. Pero Marcelino Camacho (se merece el don más que muchos que alardean de él, pero él era simplemente, nada más y nada menos, Marcelino) no nos ha abandonado del todo. Durante muchos años infinidad de gente todavía se preguntará ante un problema laboral o de otro tipo "¿qué habría hecho Marcelino en esta situación?" y, de ese modo, su influencia perdurará en el tiempo. Habrá que seguir luchando para que ni nos doblen, ni nos domen ni nos domestiquen. No será fácil, pero su recuerdo nos ayudará a llevar esa carga con más alegría y, sobre todo, con más dignidad, la que nunca pudieron arrebatarle.
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